El sector inmobiliario se enfrenta a una situación de profundos cambios a raíz de la crisis provocada por la Covid-19. Fue uno de los más afectados en la recesión de 2008 y hoy hace frente a un giro en las tendencias con la férrea determinación de adaptarse a este nuevo escenario.

Para entender la dirección hacia la que se mueve el sector, hay que considerar los recientes acontecimientos que han cambiado los hábitos y las preocupaciones de la población. El confinamiento, la inestabilidad y el teletrabajo son algunas de las claves para dar respuesta a las nuevas demandas de los clientes.

Los cambios más relevantes que encontraremos en el sector inmobiliario serán los siguientes:

La digitalización del sector inmobiliario

La digitalización se ha convertido en una importante herramienta para captar posibles clientes y compradores, utilizando los medios digitales como un medio efectivo de comunicación, como por ejemplo la visita virtual de los inmuebles, esto ha supuesto un cambio 360º en la forma de trabajar.

Esto abre paso a una nueva alternativa, ya que agiliza el tiempo tanto de vendedores y de compradores, incluso algún posible interesado puede optar por realizar una reserva, habiendo visto el inmueble deseado por fotos, visita 3D o videos al respecto.

Adaptarse y hacer uso de las nuevas tecnologías es la clave para definir una nueva forma de comunicar, vender y estar en contacto con los clientes.

Nuevas preferencias de compradores e inquilinos

Tras el confinamiento, las preferencias de los clientes compradores han cambiado significativamente. Ahora, los clientes buscan nuevas características para su hogar, como una casa con tenga terraza o jardín, cocinas más amplias, etc. Nuevos gustos y preferencias se abren camino y muchos de ellos son debidos al tiempo que hemos pasados encerrados en casa.

El problema surge cuando muchos compradores se encuentran con problemas económicos y de financiación a la hora de lograr ese deseo de cambiar a una vivienda que cubra sus necesidades actuales, no todos van a poder acceder a esa mejora en su calidad de vida, por lo que tendrán que seguir viviendo en sus hogares actuales.

Menos alquiler turístico

Con la situación actual, el mayor perjudicado es el sector del turismo, y con ello los alquileres temporales, ya que los propietarios han empezado a buscar inquilinos con estancias de largas temporadas y así garantizar esa inversión durante un período de tiempo establecido.

Oportunidades de inversión

Algunos expertos apuntan a una caída de los precios de entre un 5% a un 10%. Esta bajada propiciará el aumento de inversores y de ahorradores en busca de buenas oportunidades de compra.

Hablando de cifras, la crisis era peor hace unos diez años a la de ahora, respecto a los clientes, los jóvenes y los sectores más inferiores. Éstos, tendrán más dificultad para entrar en el mercado inmobiliario.

La inversión en turismo residencial se verá afectada por las limitaciones de movimiento y por el propio mercado inmobiliario. Esta situación traerá una caída de las rentas a corto plazo, pero también una retirada de oferta del mercado: muchos propietarios decidirán alquilar sus propiedades en el mercado residencial tradicional y no será fácil que vuelvan en el corto plazo al mercado turístico, ya que, según la ley de arrendamientos urbanos, los alquileres serán por contratos de tres a cinco años.

Los precios de las rentas turísticas podrían subir a largo plazo si las propiedades del mercado turístico residencial pasan al tradicional.

Nuevos retos a los que se enfrenta el sector inmobiliario

El principal reto es lograr satisfacer las expectativas de los compradores y los vendedores para así ofrecer un servicio acorde a lo esperado de cada uno. Muchos compradores se encuentran a la espera de que los precios de los inmuebles bajen, pero ese escenario tarda en regularse ya que aún hay mucha incertidumbre respecto a todo lo ocurrido.

Uno de los principales retos es combinar las nuevas estrategias online y los procesos offline que caracterizan al sector, como son las visitas o los trámites presenciales.

Para reducir las visitas al máximo, se seleccionan y limitan los posibles compradores a través de filtros e información previamente recabada.

También se hace hincapié en una modificación de los espacios de trabajo y de gestiones presenciales. Iniciativas como la cita previa, la distancia mínima de seguridad, el acceso al material higiénico sanitario o el registro de cada visitante para localizarlo ante un posible brote de contagio, son algunas medidas que se están imponiendo en las visitas inmobiliarias a raíz del Covid-19.

Paralelamente, parte de la actividad, que tradicionalmente se realiza en espacios físico, se va trasladando progresivamente al ámbito digital. Ambas modalidades, la presencial y el teletrabajo se combinan para seguir ofreciendo un servicio completo y una comunicación fluida.

"Adaptarse y hacer uso de las nuevas tecnologías es la clave para definir una nueva forma de comunicar, vender y estar en contacto con los clientes"

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