REFRESCA TU CASA EN VERANO
La llegada del verano trae consigo el calor. Las altas temperaturas pueden convertirse en tu peor enemigo en casa. Como no podemos pasarnos el día en una piscina, y no en todas las casas hay aparato de aire acondicionado, vamos a repasar algunos trucos para pasar menos calor en casa este verano.
Cómo refrescar mejor nuestra casa
Lo primero que podemos hacer para mantener la casa aclimatada es protegerla durante las horas de más sol. Estas horas suelen ser comprendidas entre las 11 y las 17, por lo que es aconsejable mantener las ventanas cerradas y las persianas bajadas a más de la mitad. Por el contrario, debemos recordar refrescar la casa, ventilándola durante la noche o en las primeras horas de la mañana cuando la temperatura en el exterior es más baja.
Esto es importante, porque la ventilación y el movimiento del aire aumentan la sensación de confort térmico. Si la vivienda dispone de aberturas a fachadas opuestas, hay que utilizar la ventilación cruzada para favorecer el movimiento del aire y permitir el paso de aire más fresco de las fachadas en sombra hacia las más soleadas. En caso de tener más de una planta, habría que abrirlas ventanas de arriba y abajo para disipar el aire caliente que se acumula en la parte alta. Por último, utilizar ventiladores, preferentemente colocados en el techo, favorece el movimiento del aire y mejorar así la sensación térmica. Además, estos equipos tienen un bajo consumo energético.
Si eres afortunado, y dispones de jardín, trata de incorporar vegetación de hoja caduca ya que aportará sombra y además permitirá la entrada de sol en invierno. La combinación de zonas sombreadas y soleadas favorece el movimiento del aire que siempre es deseable en verano. También podemos añadir una fuente o estanque en el jardín para humedecer el ambiente.
Si nuestra casa se encuentra en un clima seco como es Madrid, es buena idea contar con humificadores combinados con ventiladores para refrescar los puntos más calientes.
Trucos caseros para evitar el calor
También existen algunos sencillos trucos caseros que podemos poner en marcha. Por ejemplo elegir bien el tejido de sabanas, cojines, o incluso el material de nuestro sofá. Uno de ellos son los tipos de tejido que utilizamos en verano. Por ejemplo, unas sábanas de algodón aportarán mayor sensación de frescura que otros tejidos (especialmente los sintéticos, algo que es preferible evitar).
Podemos tener en cuenta el calor que emiten ciertos aparatos. Esto implica apagar electrodomésticos que no estamos utilizando, pues algunos como la televisión, el ordenador, la lavadora, el horno o el lavavajillas pueden aumentar hasta 2ºC la temperatura de una habitación. Otra opción es pasarnos a las bombillas de bajo consumo que generan menos calor (LED). La luz de estas bombillas se conoce como “luz fría”.
En cuanto al entorno, siempre es buena idea rodearse de plantas. Como ya hemos explicado anteriormente, son una buena forma de absorber el calor y favorecen la renovación del aire. Lo ideal es regarlas por la noche, y elegir especies de plantas trepadoras que actuarán como aislante y refrescarán el ambiente.
También hay trucos para la hora de decorar. Para evitar el calor, se recomienda utilizar colores claros. Los tonos claros absorben menos la luz y por eso generan una mayor sensación de ligereza y frescor. Esto es aplicable a colchas, sábanas y cortinas, pues ayuda a crear un ambiente más agradable en casa.
Y si hemos pensado en encender el aire acondicionado, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro recomienda que su temperatura no baje de los 26 grados, y además advierte de que cada grado que se disminuye la temperatura se incrementa en un 8% el consumo de energía.