El cambio climático es la mayor amenaza medioambiental a la que nos enfrentamos los seres humanos. Desde el incremento de las temperaturas, los deshielos glaciares, la multiplicación de sequías e inundaciones… son fenómenos que indican que hay que afrontar ya esta cuestión para frenar este fenómeno antes de que sea demasiado tarde.

No hay duda de que cada vez estamos más concienciados y en algún momento ya nos hemos parado a reflexionar sobre nuestros hábitos, y es por ello que en 2022 la vivienda sostenible está a la orden del día. Venimos de unos años de derroche energético y es el momento de revisar nuestro hogar y cambiar pequeños detalles que pueden marcar una gran diferencia.

Sacar el máximo partido a la energía en casa, reparar en el origen de los alimentos que cocinamos, reducir el uso de envoltorios o vigilar la huella de carbono son sencillas acciones para cuidar el medioambiente. No vamos a arreglar el mundo pero sí contribuiremos a normalizar un modo de vida sostenible. Tener un hogar eficiente debe ser la norma y no la excepción.

vivienda sostenible

 

¿Por qué la vivienda sostenible está en auge?

Las necesidades arquitectónicas en materia de sostenibilidad son cada vez más acuciantes. Durante el último año no sólo se ha producido un drástico incremento en la demanda de la vivienda sostenible, sino también en la contratación de hipotecas verdes.

Las empresas especializadas en la planificación, construcción y reforma de inmuebles para mejorar sus niveles de eficiencia han adquirido una especial popularidad, pero, también una gran responsabilidad.

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No obstante, aún existe la falsa creencia de que este tipo de viviendas necesariamente deben ser más caras que las soluciones tradicionales. La realidad es que la instalación de recursos y sistemas de eficiencia energética representa un ahorro importante a largo plazo. Prueba de ello es el importe de las facturas energéticas que generan y su fehaciente amortización de la inversión inicial. La vivienda sostenible supone un recurso imprescindible para “sembrar futuro”. A largo plazo, su inversión no sólo genera un importante retorno económico, sino también un entorno más saludable y un futuro más seguro para las generaciones futuras.

En la actualidad, la vivienda constituye la tercera causa de contaminación y emisiones C02 y únicamente es superada por el sector de la industria y el transporte.

En un contexto cada vez más condicionado por la urgencia del cambio climático, se generaliza también la presencia de productos financieros adaptados a las viviendas ecológicas. Las hipotecas verdes proporcionan ventajas con relación a los modelos contractuales de las viviendas clásicas. Algunas de ellas son una rebaja en 0,1 puntos, la supresión, la minimización de las comisiones de apertura o el incremento del loan to value, es decir, el valor del inmueble en la hipoteca hasta situarlo en un 80%.

 

¿Hacia dónde va sostenibilidad en la vivienda en España?

Según las previsiones de la Agencia Negociadora de Productos Urbanos, este año se producirá un auténtico boom de las hipotecas verdes. A partir de este tipo de productos se premiará la eficiencia energética de las viviendas o, en su defecto, la reforma y remodelación de aquellas que por antigüedad cuentan con unas calificaciones energéticas más contaminantes.

Según revela la entidad, este tipo de hipotecas experimentarán un crecimiento acelerado gracias, en parte, por la llegada de los fondos europeos destinados a la optimización en materia de energía. No obstante, a esto se sumarán las condiciones realmente rentables que se derivan de su contratación.

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Con la percepción de los fondos europeos se propiciará una excelente oportunidad para estimular la eficiencia energética de un paisaje inmobiliario español preocupantemente envejecido. El Instituto Nacional de Estadística revela que más de la mitad de viviendas de nuestro país se construyeron antes de la década de 1980, un 17% incluso en la década de los años 60.

 

Las cifras van más allá y son un claro indicador de las urgentes necesidades de cambio. Según el Censo de Población y Viviendas, el paisaje español se compone de viviendas que tienen, en promedio, unos 45 años de media. Esto significa que la calificación de eficiencia energética más frecuente es la E, es decir, una de las más contaminantes. Por otro lado, según informaciones publicadas por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), en la escala que va de la A (índice más eficiente) a la G (índice más deficiente), más del 84% de nuestras viviendas están en los últimos, es decir, entre E, F y G.

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